«!Mira, mira, ya tengo tu flor!». Así excalmaba aquel pequeño a su amiga cuando le regalaba una rosa para que se la llevara a Camilo.
Y en ese gesto inocente, cuando la bondad brilla, también estaba el Comandante de la amplia sonrisa y el sombrero alón. Ahí encontré a Camilo Cienfuegos, en los más pequeños, en el futuro, en su alegría…